Los Guardianes del mar. Guardacostas de Galicia.

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Los Guardianes del Mar, 30 años salvando vidas. Guardacostas de Galicia.

El Servicio de Guardacostas de Galicia, se encarga de la guardia costera, vigilancia pesquera, búsqueda y salvamento de personas y protección del medio marino. Depende de la Conselleria do Mar de la Xunta.
En sus treinta años los guardacostas han salvado cerca de 1.800 vidas de marineros y navegantes y han realizado miles de horas de servicio por tierra, mar y aire con una veintena de embarcaciones y más de 60 vehículos. Su misión principal es garantizar la seguridad de la flota y de los marineros. También luchan contra la contaminación, y de cualquier contra el paisaje o medio marino. La otra de las grandes apuestas de este organismo es luchar contra la lacra del furtivismo.
Los guardacostas cuentan con un servicio aéreo que está integrado por 2 helicópteros, el “Pesca 1” con base en Vigo y el “Pesca 2” que tiene su base en Celeiro. En total, 18 pilotos, 9 operadores de grúa, 9 rescatadores y 10 técnicos de mantenimiento. Son los “ojos desde el aire” que vigilan y todo lo ven en la costa gallega. El helicóptero “Pesca 2” sobrevuela la costa lucense y parte de la coruñesa.
Anduriña ha estado en la base de Celeiro con su tripulación que nos han contado sus experiencias y trabajo diario.

Hablamos con…

Carlos Ferreira Rodríguez – 48 años – Nacido en Ferrol (A Coruña) – Residente en Valdoviño (A Coruña) – Piloto comercial de helicóptero y de avión desde 1992 y 2000 respectivamente. Piloto en el Servizo de Gardacostas de Galicia desde 2004. Con anterioridad a la entrada en el servicio de Gardacostas realizó diferentes tipos de servicios como helicópteros medicalizados, vigilancia pesquera o transporte de pasajeros.

Fernando González. Nacido el 01/10/1977 en Vigo – Vive en Marín (Pontevedra) – Rescatador en la empresa desde 25/02/2009 – Rescatador en Viveiro desde diciembre de 2010.
Biólogo año 2000 – Técnico de Laboratorio 2002 – Socorrista acuático en espacios naturales 2004 – Amarrador portuario 2007 – Rescatador de helicóptero desde 2009 hasta el presente.

Entrevista a CARLOS FERREIRA, PILOTO DE HELICÓPTERO DE GARDACOSTAS DEL “PESCA 2”

Cualquier piloto de helicóptero no vale para realizar un servicio de rescate, ¿cuáles son las cualidades y formación de un piloto de salvamento? Sin duda no es el tipo de operación ideal donde iniciar la carrera profesional. Todos los pilotos del servicio tenemos licencia de Piloto de Transporte de Línea Aérea, que es la licencia más alta, y Habilitación de vuelo por Instrumentos, que nos permite volar de noche y con condiciones de visibilidad reducida. Una amplia experiencia en vuelo sobre el mar es esencial para este trabajo.

¿Por qué eligió esta especialidad? El mar siempre ha estado presente en mi vida personal y familiar. Desde niño he practicado todo tipo de deportes acuáticos. Cuando era un adolescente y se inició el servicio de salvamento marítimo de la Xunta de Galicia, me llamó tanto la atención que me dije: “Esto es para mí”. Desde el principio de mi carrera profesional mi objetivo fue llegar a formar parte de este equipo.
La mayoría de los rescates son complicados ¿Qué es peor lo que pasa en el aire como el viento, o el temporal con olas de varios metros en el mar? Como dice un compañero del servicio “Compites como entrenas”. El entrenamiento es la clave para llevar las misiones a buen término. La coordinación entre los miembros de la tripulación es esencial y solo se consigue entrenando mucho y en condiciones similares a las que te puedes encontrar en un rescate real. Si entrenas siempre con un metro de oleaje y viento suave, no puedes esperar que el día que tengas un rescate con siete metros de ola y sesenta nudos de viento todo salga a pedir de boca. A veces los entrenamientos son más duros que la mayoría de las misiones reales. Respecto a qué es lo peor, normalmente no es un parámetro en particular sino la conjunción de todos ellos (viento, oleaje, visibilidad, tipo de embarcación, etc…).
De noche, la línea divisoria del mar y el cielo se confunden, ¿cómo se guían? De noche es cuando las cosas son más complicadas. Un rescate que de día es relativamente sencillo, por la noche puede ser una pesadilla. Por la noche los objetos sobre el mar tienen muy pocos la sensación de profundidad, casi llegan a parecer en dos dimensiones. Una embarcación en una noche oscura parece que está flotando en el espacio. El mar es muy oscuro y se “come” prácticamente toda la luz de los focos del helicóptero, por lo que solo puedes ver unos pocos metros de agua alrededor del barco cuando le apuntas con las luces, todo el resto es negro absoluto. Tu única referencia para mantener el helicóptero estable es el barco, pero este se mueve (a veces mucho) debido a las olas. Por ejemplo, cuando estás bajando al rescatador encima del barco y este se viene contra el helicóptero…, ¿es el barco que sube con la ola o es el helicóptero que ha bajado? Muy difícil de diferenciar, especialmente en esos momentos de tensión. Manejar todo este abanico de sensaciones es lo que tratamos de gestionar a través del entrenamiento y de la experiencia acumulada. Afortunadamente la tecnología ha venido a ayudarnos en la última década. Las aeronaves tienen sistemas automáticos de ayuda al estacionario, cámaras de visión infrarroja para ver en la oscuridad, sistemas de navegación específicos para búsqueda y rescate… Sin duda todo ello nos permite ser mucho más eficaces y hacer rescates en condiciones que antes sería imposible.
¿Cuál ha sido el rescate que nunca olvidará? Cada uno lo siente de una determinada manera. En mi caso, trato de distanciarme emocionalmente de lo que puede estar ocurriendo. Es la única forma de poder dar el máximo. Les sorprendería escuchar las comunicaciones entre los tripulantes en esos momentos de alta tensión. El tono es sereno, casi monótono. No hay voces altas y mucho menos gritos. Todos sabemos que una voz estresada contagia tensión al resto. Tengo muchos rescates en la memoria, algunos por las vidas salvadas, otros por las que fue imposible salvar…pero solo puedo pensar en lo que se puede mejorar y prepararme lo mejor posible para el siguiente.

Entrevista a FERNANDO GONZÁLEZ, RESCATADOR

¿Cuál es su misión y qué función realiza en un rescate? Mi misión, como la de mis compañeros rescatadores, es descender, una vez en la vertical de la zona, hasta donde se encuentran las personas en peligro, para valorar su estado, dar unos primeros auxilios básicos, estabilizar a la persona y trasladarla al helicóptero con el método más seguro según la situación, para llevarla a tierra donde será atendida si fuese necesario. Creo que es importante señalar que la función del rescatador es un todo totalmente unido al trabajo del resto de la tripulación. Es el penúltimo paso en una cadena de acontecimientos, todos perfectamente interrelacionados, donde si falla uno fallan todos. Parece un tópico, pero somos un equipo.
A veces, desde la parte trasera del helicóptero el rescatador que tiene otro ángulo de visión, dirige parte de las maniobras del helicóptero ¿cómo lo hacen? En la parte trasera (cabina) del helicóptero estamos el operador de grúa (que también es rescatador) y el rescatador. Tenemos una visión distinta de la situación, muchas veces complementaria a la que se tiene desde el punto de vista del piloto y el copiloto, dado que estamos liberados del estrés que supone pilotar la máquina y por nuestra experiencia valoramos desde el helicóptero lo que nos podemos encontrar abajo. Corresponde al operador de grúa dar instrucciones al piloto para que lleve el helicóptero de una forma estable hasta la posición idónea donde poder bajar al rescatador con la grúa de rescate. Son operador de grúa y rescatador los que sopesan la zona donde dejar de forma segura al rescatador, siempre y cuando el piloto vea posible y segura esa posición. Hay que tener en cuenta que lo más habitual es que la mejor zona para dejar al rescatador sea la zona que exige más pericia, riesgo y dificultad por parte del piloto y del grúa para llegar a esa posición.
La cara de un náufrago al que salvan la vida ¿se puede olvidar? No, las caras de las personas y los nombres de los barcos y de las misiones “serias” no se olvidan.
El peor momento es… ¿cuándo encontráis a una persona ahogada? Sí, es uno de los peores. Cuando llegamos a una misión donde ya no se puede hacer nada por salvar la vida de una persona es duro. Pero la parte más difícil del trabajo, que por suerte a mí no me ha tocado vivir, es la de decir “No”. Lo más difícil del mundo es ser capaz de evaluar la situación y en un momento determinado, asumir y decidir que no se puede realizar el rescate. A pesar de que cada misión entraña de por si un riesgo, éste está controlado o entra dentro de unos parámetros aceptables. Hay situaciones que bien por condiciones meteorológicas, factores del accidente, obstáculos, fuego, olas, vientos… no se va a poder realizar si no es asumiendo riesgos desmedidos.
¿Cuál ha sido la misión más compleja? Como he dicho antes, he tenido la suerte de no vivir misiones de esas que quedan para la memoria de todos. A mí me han tocado misiones que a pesar de las dificultades se resolvieron bien. Salvando las dificultades propias que a veces ocurren, como la falta de información, dificultad de coordinación entre distintos medios de rescate o las propias de la meteorología, me considero muy afortunado. Tengo compañeros que parecen señalados por el destino y a los que les tocan todas las misiones difíciles, complejas y con riesgo extremo. Son los conocidos como nubes negras.
¿Cómo se han adaptado a las nuevas medidas anticovid? Como el resto de la población, con paciencia y resignación. A nivel laboral y operativo hemos tratado de disminuir en la medida de lo posible el contacto con otras personas en misiones y entrenamientos, además de usar todas las barreras de protección y epis establecidos (mascarillas, monos tyvec, desinfección de material, limpieza periódica…). Por nuestras necesidades especiales en cuanto a mantenernos en perfecto estado operativo, necesitamos mantener los entrenamientos establecidos (simulacros de rescate) que se realizan cada pocos días. Es más peligroso para nosotros y para las posibles víctimas perder capacidades por no entrenar o por reducir demasiado el número de entrenamientos, que el riesgo del propio covid-19. El desarrollo de los rescates requiere que mantengamos nuestras capacidades gracias a estos “simulacros” con entrenamientos periódicos. Hemos adaptado los entrenamientos para no perder capacidades y a su vez minimizar riesgos codiv-19. Es un balance sobre riesgo/beneficio como me imagino que ocurrirá en otros muchos trabajos.