LUIS GARCÍA MONTERO Director del Instituto Cervantes

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“Las lenguas maternas son en las que hemos aprendido a decir ‘te quiero’, ‘madre’, ‘tengo frío’ o ‘mi amor’ y quien se mete con ellas ofende esa parte de intimidad donde has edificado tu socialización”

“La lengua no es solo vocabulario, sino una cultura, unos valores”

¿Qué momento vive el Instituto Cervantes?

 El Instituto Cervantes es una institución que promueve y difunde la cultura y lengua españolas y también las lenguas cooficiales, y que en sus más de 30 años de existencia, pocos si se le compara con sus homólogos europeos, ha sabido construirse como un referente internacional. El español es la segunda lengua en hablantes nativos después del chino mandarín. Somos más de 500 millones de personas comunicándonos en una misma lengua. Las posibilidades que da nuestra lengua con respecto a estos datos son muchas. Entre ellas, económicas. Pero para mantener el prestigio del español no podemos contentarnos con ser la lengua de Cervantes. Tenemos que defender la importancia de nuestra lengua en la ciencia y la tecnología, que es donde se batallan los grandes retos a los que nos enfrentamos como humanidad. Y es ahí donde el Instituto Cervantes está haciendo una apuesta más fuerte.

“Quien ofende tu lengua materna, ofende algo muy serio”, dijo usted… 

Efectivamente, siempre lo he dicho, porque las lenguas maternas son en las que hemos aprendido a decir ‘te quiero’, ‘madre’, ‘tengo frío’ o ‘mi amor’. Y quien se mete con ellasofende esa parte de intimidad donde has edificado tu socialización, te has creado como individuo en relación con el mundo. Tenía mucha razón Cervantes en el capítulo del caballero del verde gabán donde el Quijote se encuentra con un personaje que le dice que tiene un hijo que quiere ser poeta, pero que debe ser algo raro y pedante porque su hijo solo quiere hablar latín. Y no habla en romance, su propia lengua, porque no le gusta. Y Don Quijote hace una maravillosa reflexión diciéndole que hay que desconfiar de aquel que no ama su lengua materna porque está traicionando su propia intimidad. Y lo mismo, para el que las ofende, porque está atacando la intimidad del otro.

Usted ha estudiado la figura de Rosalía de Castro, ¿qué nos puede contar de ella y de su aportación a la literatura española? 

He sido muy lector de Rosalía de Castro, que para mí representa un punto de inflexión muy importante en la poesíaespañola. Una mujer poeta de una categoría literaria y un pensamiento revolucionarios. Estoy muy orgulloso de que la Caja de las Letras acogiera un legado en su memoria en el que, entre otras cosas, se depositaron los “Cantares gallegos”, un facsímil de la primera edición de “Follas Novas” y “O herbario de Rosalía”. La tristeza de Rosalía tiene mucho valor porque se aleja del dolor grandilocuente, retórico, a gritos, de alguna poesía romántica, muy de moda en la época, y lo convierte en la tristeza de la subjetividad interiorizada que sugiere y murmura. Da el paso del Romanticismo al Simbolismo. Buena parte del camino que después siguieron poetas como Antonio Machado o como Juan Ramón Jiménez no lo entendería yo sin la presencia de Rosalía de Castro. A mí, ella me emociona mucho.

¿Qué es ‘O dono do derradeiro minuto’?

Es la primera antología de mi obra al gallego y me emociona mucho el trabajo del pontevedrés Isaac Xubín, excelente poeta, que es el que se ha encargado de la traducción. Hay poemas de casi todos mis libros, versos escritos a lo largo de más de treinta años. La lengua no es solo vocabulario, sino una cultura, unos valores. Cada palabra tiene un sedimento histórico. De alguna manera, traducir es crear, y él ha sabido llevar mi mundo poético a la cultura gallega. ¡Hasta casi me gusta más cómo sueno en gallego! Le agradezcoinfinito el trabajo que ha hecho, y a Antonio Sobral, que fue el que propuso la antología.

¿Qué aportó a la literatura gallega el escritor Ramiro Fonte? 

Ramiro Fonte fue un gran amigo con el que hablé muchísimo de poesía mientras madurábamos los dos. En esa antología de mis poemas, precisamente, hay un poema dedicado a él. Compartíamos mucha complicidad y aprendí mucho de él. La democracia española permitió un diálogo abierto entre las distintas culturas y lenguas de España y en ese encuentro coincidimos Ramiro y yo; él representado a la lírica gallega y yo a la de tradición en lengua española. Le edité una antología en la Diputación de Granada, porque me parecía que sabía recoger la mejor herencia de la poesía gallega desde Rosalía de Castro hasta el lenguaje de lo contemporáneo y de la vida cotidiana. Actualizó una forma de sentir la intimidad.

Como hijo de militar, vivió en Coruña ¿qué recuerdos tiene? ¿El rincón mágico que un escritor no puede perderse nunca en Galicia? 

Sí, mi padre fue militar. Llegó a Granada desde Jaca como especialista en Alta Montaña para montar la compañía de Sierra Nevada y allí conoció a mi madre. Se casó y se instaló en Granada. Solo salió dos veces. Cuando ascendió a coronel lo destinaron a San Sebastián; y antes, cuando ascendió a teniente coronel, lo destinaron a La Coruña. En los meses que le duró el destino los hijos nos turnamos para acompañarlo. Yo ya estaba estudiando en la Universidad de Granada y aproveché los meses de verano para irme a vivir con él a La Coruña. Tengo un recuerdo muy agradable de la ciudad. Esos lugares emocionantes y significativos de la literatura gallega donde está el recuerdo de Rosalía de Castro o Emilia Pardo Bazán. Recuerdo que cuando paseaba leía las pintadas de algunas luchas reivindicativas de la época en Galicia, y me viene a la cabeza ahora una tapia con una gran pintada que decía “Solidaridade con la folga de hostelería”. Me gustaba mucho el barrio del puerto y la plaza de María Pita. Y tambiénelClubHípicodeLaCoruña,porquedesdela Residencia Militar me acercaba a ver los caballos.

Unas palabras para los lectores de Anduriña, o si lo prefiere termine con un poema para el Lar Gallego de Sevilla, donde esperamos que regrese pronto….

No existe libertad que no conozca, ni humillación o miedo a los que no se me haya doblegado. Por eso sé de amor, por eso no medito el cuerpo que te doy, por eso cuido tanto las cosas que te digo.