Edmundo Díaz Conde, novelista gallego

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“Mamá es sin duda mi novela más gallega”

“Todo es Galicia, mi tierra, en MAMÁ”

“Con los años, la sangre reclama su sitio. Reconoces mejor tus raíces. Vivo en Sevilla, y el gallego que hay en mí regresa a Ourense y a Santiago todos los años”

¿Qué has querido contar en Mamá? El germen de MAMÁ se remonta a unas cartas de amor que, al inicio de mi adolescencia, descubrí en el trastero de la casa familiar. Esas cartas tenían como destinataria a mi madre, que era modista de Alta Costura. En ellas no figuraba mi padre, se deducía con claridad que habían sido respondidas por la destinataria y, por último, su autor, desconocido entonces para mí, era un novelista que luego cosecharía fama y éxito.

MAMÁ es, me parece, una solicitud de perdón. Perdón por haber hecho las cosas tan mal, por haber llegado tarde, demasiado tarde. En virtud de una intriga, que tiene como motivo esas cartas, ese escritor y la búsqueda de la verdad de los hechos, el narrador cuenta una peripecia y un drama familiar. Un drama que tiene como consecuencia la separación de una madre y un hijo durante toda una vida.

Así pues, estamos hablando de un texto de auto ficción, cuyos hechos sucedieron realmente así, en su inmensa mayoría, frente a una minoría que han sido retocados con el fin de perfeccionar lo ocurrido y dale más carga emocional.

¿Qué ha supuesto para ti esta novela tan personal? Nunca pensé que la escribiría, la verdad. Pensaba que no era pertinente. Que el pudor me impediría sacar a la luz una historia familiar tan… delicada. Y, sin embargo, ya fallecidos mis padres, concluí que merecía la pena darla a conocer. En parte por mí, pues necesitaba dar testimonio de mis errores, de mi fracaso; en parte por la historia en sí misma, por su emotividad, porque daba pie a conectar el corazón y la cabeza del lector: reír, llorar y, al mismo tiempo,preguntarse qué es la deslealtad y la infidelidad en una pareja. A preguntarse si realmente conocemos a la gente que más amamos y más creemos conocer.

Si pienso en lo que ha supuesto para mí su escritura, se me ocurre la idea de viaje. Un largo viaje emocional, en círculo. Para volver al principio. Un poco, me atrevo a decir, lo que sucede con toda vida, ¿verdad? Solo que a pequeña escala, por supuesto.

¿Cuál es la vinculación de Mamá con Galicia? Bufff. Es sin duda mi novela más gallega. A años luz del resto de mi producción. La peripecia se desarrolla, esencialmente, entre Ourense y Santiago de Compostela. La infancia y la juventud del narrador (que tanto, tanto tiene que ver con el autor) están impregnadas del olor y el sabor de estas dos ciudades.

Sus calles, sus tiendas, su gente, la Universidad compostelana, su campus, las piedras, la atmósfera.

Todo es Galicia, mi tierra, en MAMÁ.

Por otro lado, creo que las emociones y los sentimientos que recorren sus páginas son muy galaicas; al menos, matizo, el punto de vista que dirige esas emociones y sentimientos. Tan melancólico, tan lánguido, tan dolorido. Y, por supuesto, el sentido del humor. Una cierta ironía socarrona que atraviesa la novela de punta a cabo. Un humor sin el cual esta novela no funcionaría como artefacto literario.

El hecho de ser un gallego afincado en Sevilla, ¿te ha marcado como escritor de alguna forma? Por supuesto. Cuando era un escritor joven, tras haber huido de mi tierra y del hogar de mis padres, tras haberme afincado, primero en Madrid y luego en Sevilla, escribí novelas de género, de aventuras, históricas… Novelas cuyas tramas se desarrollaban en París, en Londres, en Chicago, qué se yo. Viajaba. Era un modo de irme lejos. Escapar de casa, huir de la memoria. Es una cosa muy juvenil, me parece, muy comprensible.

Con los años, la sangre reclama su sitio. Reconoces mejor tus raíces. Vivo en Sevilla, y el gallego que hay en mí regresa a Ourense y a Santiago todos los años. Y en Sevilla, durante muchos años, he sido para mí mismo una especie de desarraigado, hasta que he hecho del Sur mi hogar, mi segunda patria.

Hoy día, creo que soy un escritor muy gallego por carácter y, si me apuras, por destino y biografía. Porque la morriña florecerá siempre mejor a mil kilómetros de Galicia, como es mi caso, que si nunca me hubiera ido de allí.

¿Cuál es tu vinculación actual con Ourense?

Regreso una o dos veces al año. Como cuando vivían mis padres y nos reuníamos en verano y por Navidad.

No hay desvinculación posible.

Regreso y recorro sus calles como entonces. Como una especie de fantasma que vuelve a los mismos lugares de su infancia y juventud. Allí donde rió y donde lloró. La Plaza Mayor, Las Burgas, el Paseo, la calle del Progreso, la calle Dr. Marañón, la calle de las Tiendas, la calle de la Paz, el Parque de San Lázaro, la calle de Santo Domingo, las calles de los Vinos… Allí donde el tiempo se detiene, allí regreso.