Visita al Ayuntamiento de Sevilla

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Con ánimo de dejarnos atrapar por la historia, imbuirnos en lo más profundo del pasado de Sevilla y con las expectativas de deleite con las que los socios del Lar Gallego de Sevilla abordan las visitas culturales, nos adentramos el pasado día 7 de febrero en el Ayuntamiento de Sevilla.

La historia que rodea a este edificio emblemático es digna de pertenecer a las tradiciones más mágicas de Sevilla, aquellas que custodian los fuertes aires del poder político y militar y que acompañan a cada una de las piedras con las que se construyó.

Dentro de este marco, todos los que asistimos a la visita, sentimos estar íntimamente ligados a la majestuosidad de este edificio.

Para ilustrar la visita, y haceros participes de ella, narraré parte de lo que allí escuchamos, abstraídos en el universo mágico de los tradiciones.

En 1526, con motivo de la boda, celebrada en Sevilla, del Emperador Carlos V con su prima Isabel de Portugal, éste siente la necesidad de construir un edificio para el Ayuntamiento que fuera representativo del poder y la importancia de la ciudad.

Para el nuevo edificio se escoge la Plaza de San Francisco, lugar céntrico y comercial, ideal para acoger los actos institucionales de gran pompa y boato que debieran darse en el futuro.

Las obras comienzan bajo la dirección de Diego de Riaño, al que hay que considerar autor de las trazas. Se le encargó que labrara una construcción de piedra, duradera y con una fachada que diera a la Plaza Mayor ante el convento de San Francisco.

Las fachada de la Plaza de San Francisco quedó configurada por cinco espacios divididos por pilastras y columnas, todo ello decorado con relieves de grutesco, en el más puro estilo plateresco. Sin embargo, el labrado de dicha fachada solo alcanzó algo más de la mitad.

En ella abundan medallones y figuras alusivas a la ciudad y la monarquía, como son las estatuas del siglo XIX dispuestas a ambos lados del arquillo. Estas representan a Hércules, como fundador de la ciudad según la mitología, y a Julio Cesar, fundador histórico. Cabe destacar el escudo hispalense con que el rey Alfonso X el Sabio agradeció a esta ciudad su fidelidad durante las guerras dinásticas que en su vejez tuvo que sostener contra su hijo Sancho.

En la planta baja del edificio destaca el vestíbulo de estilo gótico-renacentista y la sala capitular baja. Impresionantes, majestuosas y solemnes.

Cabildo bajo o Sala Capitular, con una magnifica bóveda, con casetones en los que se encuentran esculpidas imágenes de reyes. La sala se encuentra rodeada por una doble fila de bancos, los muros presentan un friso con medallones y grutescos.

Subiendo la escalera, dividida en dos tramos diferenciados y cubierta de una cúpula de elegante labrado, se llega a la sala capitular alta, con precioso artesonado dorado, la biblioteca, cubierta de alfarje de madera acasetonado, el Salón Colón, también denominado de los Borbones, destinado a recepciones y de lujosa decoración. En él se encuentran una serie de retratos reales y por último el comedor de gala, con una galería de retratos de personajes relacionados con la Ciudad.

El Pendón de la ciudad del siglo XV, las Mazas de plata del siglo XVI, diversas obras pictóricas de Zurbarán, Velázquez, Valdés Leal y hasta de varios autores contemporáneos, son algunos de los ricos fondos expuestos.

Leonor Sánchez Tapiz