Alfonso Maceda, Presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla y provincia.

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Ahora un gallego representa al sector de la hostelería en Sevilla. ¿Cómo lleva ser la imagen de 800 bares y restaurantes? Pues es una responsabilidad bastante grande. Muchas veces a mí me quita el sueño por la noche, porque siempre hay problemas, pero también es una satisfacción, porque que te elijan como representante de la hostelería de Sevilla… la verdad es un orgullo.

¿Por qué has asumido este importante reto? Pues mira, llevo muchos años en asociaciones. También fui presidente de la Asociación de Ocio Nocturno y de las Terrazas de Sevilla. Y bueno, se había hecho un trabajo previo, que era el del presidente anterior, Antonio Luque, que además tuvo que lidiar con la pandemia y que ha puesto a la asociación en un nivel muy muy bueno a nivel institucional y a nivel económico. Esto también requiere mucho tiempo y un desgaste personal y la verdad es que no había muchos candidatos para asumirlos. Y me lo pidieron a mí… lo consideré y como me encontraba en un momento que podía aceptarlo, finalmente, después de pensarlo y de consultarlo con los socios, pues al final dije que sí.

¿Qué pretende mejorar o cambiar en el sector de la hostelería? Un caballo de batalla mío es la imagen que en algunos casos se tiene del sector. Yo creo que se habla despectivamente de la gente de los bares, o que si “éste es camarero” (con tono despectivo). Me parece un sector con una importancia económica en Sevilla primordial. Sin embargo, en algunos casos no tiene el respeto que nos gustaría que tuviera. No se puede hablar despectivamente de un camarero. Un camarero es una persona que tiene un trabajo igual que un carpintero o un ingeniero. Si lo hace bien, pues realmente es una persona muy valiosa. Nosotros realmente estamos relacionados con la alegría y con las relaciones humanas. Que se nos critique en muchos casos porque hay algún empresario que pone más veladores de los que le permite su licencia, pues me parece que no es justo.

¿Qué otros motivos crees que puede haber para que de manera generalizada exista esta imagen negativa del sector y de sus trabajadores? Ha habido, digamos, asociaciones vecinales o incluso prensa que han influido en esa imagen. Están centrados en la gente que incumple, que la hay, que reconoce que es gente que incumple, pero que no es la mayoría de los empresarios.

La hostelería, efectivamente, como usted bien dice, es un motor económico fundamental de la ciudad. ¿Qué momento cree usted que vive ahora el sector? ¿Cree que hay demasiados bares y demasiada competencia? Pues hombre, ahora mismo tenemos un boom turístico tremendo. Las compañías de vuelo de bajos costes han influido en la entrada de turistas en cualquier día de la semana y eso se nota sobre todo en la zona centro. Por otro lado, el tema de barrios o de bares de la provincia, también a partir de la pandemia, la gente ha dicho “voy a disfrutar de la vida, no vaya a ser que me caiga otra pandemia y me tenga que queder en mi casa”. También entusiasmo por salir y pasarlo bien. Pues al final, salir y pasarlo bien es ir a los bares y es lo que la gente está haciendo. ¿Hay muchos bares? Bueno, pues a lo mejor un sábado no, porque resulta que el sábado vas y no encuentras sitio en ningún lado porque están todos llenos. Con lo cual, no puede ser que haya muchos bares. Entonces, sobrarían plazas en los bares.

¿Cree que puede decirnos cuál podría ser la mejor tapa que ha tomado usted en Sevilla o que le resultara inolvidable? Eso es un poco difícil de decir, porque además haríamos una discriminación de los demás. Además, el gusto de cada uno influye muchísimo. Entonces, si te gustan los caracoles, a lo mejor pueden ser los caracoles. Si te gusta la carne, pues una cosa de carne. Por poner, a mí me encanta el Piripi de Romero o los garbanzos con tagarninas de Los Cuevas.

La historia de Sevilla. Pasa por muchos bares con sus tapas y sus excelentes platos. ¿No crees que puede faltar más representación de la cocina gallega dentro de la capital o de la provincia? Bueno, sí. La verdad es que hubo un tiempo en que había varios establecimientos que servían comida gallega y han desaparecido. También es una cuestión de moda y también de promotores. Si no hay nadie que ponga un restaurante de comida gallega, pues no existe. Entonces, es una cuestión, yo creo, que un poco coyuntural. También las modas influyen mucho. Hay muchos restaurantes parecidos con, como yo digo, con el tataqui de atún. Sin embargo, la gente está volviendo ya un poco a los platos más tradicionales de toda la vida. A mí me encantaría. Yo siempre digo que todavía no me explico cómo en Sevilla no hay nadie que haga realmente una empanada gallega. Se hacen empanadas, que se venden en el Carrefour, pero la empanada gallega con masa de maíz, con el pimiento rojo, de carne o de bonito.

Acercándonos al final, hablamos ya de la casa de los gallegos y por tanto también de parte de su vida y de su infancia. ¿Qué recuerdos tiene usted del Lar gallego? Como decíamos, siendo su padre socio fundador, pues habrá estado presente en su vida desde muy temprano, ¿no? Yo recuerdo primero que la comunidad gallega se reunía en torno al Lar. Y de chico tengo un recuerdo muy especial de cuando se hacía la romería, que muchas veces se hacía en Alcalá, en medio de los pinares en el campo, pues se hacía la típica romería gallega, con los puestos y con las parrillas y tal. Y entonces, los niños, que éramos hijos de los asociados, pues contactábamos y pasábamos un día muy bueno.

Para quien pueda no conocer esa tradición, ¿qué puede decir de la romería gallega en comparación con las más típicas de aquí del sur, por ejemplo? Bueno, la romería gallega se centra mucho en la gastronomía. Se come mucho y muy bien. Y el gallego es muy de cantar a coro. Y entonces, cuando ya se han tomado una taza de ribeiro, pues el ánimo pide ya cantar y se cantan canciones clásicas gallegas durante horas.

Su padre, Alfonso Maceda Rodríguez, que es un gran amigo, muy querido en esta casa del Lar. ¿Qué recuerdos puede darnos, qué destaque de su vida y de su actividad dentro del Lar? Bueno, pues socio fundador, trabajador incansable y una persona con un entusiasmo para los negocios tremendo. Yo siempre recuerdo que la primera máquina de asar pollos en Sevilla la trajo él, después de una feria de maquinaria en Madrid. Que no venían aún los pollos ya limpitos para meterlos en el asador, sino que había que prepararlos manualmente. Y bueno, eso se convirtió en una especie de “fast food a la sevillana”, porque se servía el medio pollo o el pollo entero en una bolsa y se llevaba un botellín con un tapón de corcho con la salsa para que te lo calentara en casa. Eso era una innovación en aquel momento tremenda.

Ya para finalizar, si quieres darnos unas palabras para los lectores de Anduriña y para los socios del Lar, tiene aquí un espacio para lo que usted quiera. Yo creo que hay que agradecer a la asociación que defienda a este colectivo, que ya muchos somos sevillanos, que hemos tenido padres gallegos, pero que seguimos teniendo a Galicia en el corazón. Y realmente, yo cuando voy a Galicia, pues me acuerdo muchísimo de mi padre por eso, porque para mí Galicia es mi padre.