“Estar en el Lar Gallego es como estar en mi tierra durante unas horas”.
“La Anduriña me ha permitido rememorar una época de mi vida intensa y feliz”.
Recientemente ha recibido la Anduriña de Oro del Lar Gallego de Sevilla, ¿qué significa para usted este reconocimiento?
La Anduriña me ha dado la ocasión de pasar una jornada maravillosa con amigos y familiares a alguno de los cuales hacía años que no veía. También me ha permitido rememorar una época de mi vida intensa y feliz, en la que el Lar Gallego era una prolongación de mi casa. Recordar a mis compañeros de la directiva de aquella época fue volver a disfrutar de su compañía.
Usted ha sido Presidente del Lar Gallego y Directivo, esta Casa es en parte la suya, ¿qué destacaría de ella?
Son muchas las cosas destacables del Lar. Para mí es especialmente importante esa sensación que me producen mis visitas al Lar Gallego de que he estado en mi tierra durante unas horas. Creo que las sucesivas Juntas Directivas y por supuesto la actual que dirige Alfredo Otero (un gallego de ouro e ferro), han mantenido a esta casa al margen de los vaivenes políticos y lo han convertido en un centro multicultural dónde cabemos todos sin distinción.
¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda del Lar?
Innumerables mis buenos recuerdos del Lar. Fines de año, Ferias de Abril, Carnavales, Días das letras gallegas, y Romerías del Doce de Octubre componen un mosaico de recuerdos inolvidables. Pero no sé si soy capaz de describirles la evocación de unos personajes rodeando un caldeiro de queimada, cantando O pito coxo, ben forrados de lacón e viño do ribeiro. Donato, Galán, Otero, Cores, Marcelino, Pena, Antonio González, Alfonso Descalzo y tantos otros desfilan por mi cabeza en una sucesión de imágenes y ocasiones que me han acompañado y me seguirán acompañando siempre.
Usted volvió a darle alas a Anduriña para que volara alto, ¿cómo la definiría?
Anduriña hoy es una revista llena de vida que ha cumplido sobradamente las expectativas que depositamos en ella los que reanudamos su publicación hace ya 30 años. El editorial que escribí entonces terminaba con un grito: ¡Voa Anduriña! Hoy puedo sentir con satisfacción cuando paso sus hojas, que no ha dejado de volar y que cumple los objetivos para los que fue creada: literatura, historia, ciencia, humor, deporte, gastronomía y sobre todo crónica social del Lar pueblan sus páginas y la convierten en el verdadero órgano de expresión social de nuestro lar.
Unas palabras para nuestros lectores…
Quiero aprovechar la ocasión que se me brinda para mandar un abrazo a todos los lectores de Anduriña. No soy capaz de trasmitir con palabras las emociones sentidas en el homenaje que nunca creí merecer y por eso me gustaría que estas breves lineas sirvieran para agradecer al Lar, a sus socios y a su directiva esa Anduriña de oro que descansa en mi solapa, y que tiene su nido para siempre en mi corazón.