Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla

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“El Gran Premio recibido por Don Juan Manuel Herrerías Gutiérrez es su familia”
“Me hizo muy feliz el nombramiento de Socio de Honor del Lar Gallego de Sevilla”

¿Cómo ha vivido el premio que la Federación de Casas Regionales y provinciales ha concedido al profesor y doctor Juan Manuel Herrerías?
Con una enorme satisfacción, pues el doctor Herrerías no solamente es un profesional médico de alta cualificación, sino también un ejemplo de entrega y dedicación a sus pacientes, siguiendo con rigurosa atención la evolución de la enfermedad y poniendo todos los medios posibles para poder curarla.
El doctor Herrerías es un magnífico experto en ofrecer razones para confiar. Experto y concienzudo investigador, perseverante en la observación, seguidor escrupuloso de los síntomas, certero en el diagnóstico y de gran eficacia terapéutica.

¿Qué destaca del Dr. Herrerías?
El doctor don Juan Manuel Herrerías Gutiérrez goza de merecida fama en los ámbitos científicos, académicos, universitarios y profesionales. Pero mucho más evidente, y ya es sobrepasar niveles de excelencia, es su condición de humanidad, de entrega sin limitación de ciencia y conciencia, al servicio del enfermo. De lo cual puedo dar fe. El doctor Herrerías ofrece la seguridad del investigador, del hombre de ciencia siempre actualizado.
Pero, sin el menor atisbo de duda, el Gran Premio recibido por don Juan Manuel Herrerías Gutiérrez es su familia. Siente verdadera adoración por su esposa, sus hijos y sus nietos. Buena garantía para una persona que sabe muy bien que “tener un lugar donde ir, se llama hogar. Tener personas a quien amar, se llama familia (Papa Francisco).

¿Qué papel juegan las Casas Regionales en el siglo XXI?
Las Casas Regionales tienen una gran importancia. No sólo son espacios para la convivencia de aquellas personas provenientes de una misma Región, sino que se convierten en una verdadera casa de familia. En forma alguna se trata de un reducto nostálgico de la tierra añorada, sino de afirmación de la propia identidad, de la cultura y tradición, de los hombres y las mujeres que buscaron y encontraron una nueva casa y una nueva familia en la Región que vino a acogerles.
Las Casas Regionales se han convertido en centros de cultura, de encuentro, de cohesión social, de intercambio de valores y actitudes de generosidad recíproca y de ofrecimiento a los demás de aquello que puede ser más propio de cada pueblo.

Usted es Socio de Honor del Lar Gallego de Sevilla ¿qué recuerdos guarda de esta institución? ¿Qué significa para Ud. este reconocimiento?
He vivido muchos años en Galicia. Allí ingresé en el convento de Santiago de Compostela para vivir mi vocación franciscana. Después, por los diversos encargos que me encomendaban mis superiores, tuve que recorrer aldeas y ciudades y conectar con personas diversas. Siento un profundo cariño y una enorme gratitud por esa tierra y sus gentes. Y, hasta en algunos momentos, he podido comprender aquello de la morriña.
Por todo ello, y muchas cosas más, me hizo muy feliz el nombramiento de Socio de Honor del Lar Gallego de Sevilla. He tenido ocasión de visitar el Lar en varias ocasiones, sobre todo con motivo del Día de Galicia en la Exposición Universal de 1992.

Unas palabras para nuestros lectores…
A los lectores de la revista Anduriña, un cordial saludo deseando que Dios bendiga su casa y su familia. Y que nunca olviden que Castilla y León, Galicia o Sevilla, no es solamente la Región donde se ha nacido, sino la vida que vive en cada uno y que la llevamos en el alma allí por donde quiera que vayamos.