El primer nombramiento del Papa Francisco

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El primer nombramiento del Papa Francisco ha sido para el gallego Fray José Rodríguez Carballo.

“El Santo Papa se siente muy ligado a España y a Galicia”

El Papa Francisco ha elevado a Fr. José Rodríguez Carballo, Ministro General de los Franciscanos, a la categoría de Arzobispo de la sede titular de Belcastro y Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Ordenado el 18 de mayo en la Catedral Compostelana.

Con amabilidad y de corazón, Fr. José ha respondido a Anduriña, apoyándola en su misión y animándola a seguir “SIEMPRE A ADELANTE”.

Le agradecemos estas sabias palabras, Padre José, y desde Sevilla le deseamos el mayor de los éxitos en su reciente cargo.

¿Qué significa para usted ser el primer nombramiento del Papa Francisco?

Una gran responsabilidad. Soy consciente que mi nombramiento ha tenido una repercusión grande en los medios de comunicación en España y fuera de ella por ser el primero. Muchos lo ven como un símbolo de lo que el Papa quiere para la Curia. Creo que esto es exagerado. Yo lo veo simplemente como un gesto de gran confianza para conmigo y para la Orden, lo que agradezco mucho.

¿Cuál será su cometido?

Mi servicio será el de animar a los consagrados a una fidelidad creativa a su propia vocación. Al mismo tiempo me toca llevar a cabo, en estrecha colaboración con todos los miembros de la Congregación de Vida Consagrada particularmente con el Prefecto, una reflexión hacia dónde está llamada la vida consagrada caminar en el futuro. Tengo que decir que este trabajo me parece fascinante, pues amo la vida consagrada porque es mi misma vida.

Usted es el responsable de la Orden Franciscana, obediencia, pobreza y…

La vida franciscana es obediencia, pobreza y castidad, pero es mucho más que esto. La vida franciscana es también fraternidad, trabajo por la justicia, la paz y la integridad de la creación; es opción por los pobres; es, en definitiva, trabajar por el Reino de Dios con la pasión de un enamorado y la humildad de un niño.

Gallego franciscano, ha estado en Tierra Santa ¿qué opina de la migración gallega?

Uno de mis “títulos honoríficos” que siempre recuerdo es que soy hijo de emigrantes. Mis padres estuvieron en Alemania y Suiza. Mi abuelo materno estuvo en Cuba. Yo mismo me considero un “emigrante” pues llevo mucho tiempo fuera de Galicia y de España. La emigración, cuando es para mejorar el nivel de vida y sin que ello comporte un desarraigo de la “terriña” es algo de admirar. Siempre admiré a mis padres por ello. Lo importante es no perder las raíces culturales –sufro mucho cuando un gallego se avergüenza de serlo-, ni los valores humanos y religiosos que hemos “mamado” en nuestra familia y en nuestra tierra. Yo me siento un gallego universal y como yo muchísimos más. Es una “vocación” y “misión” hermosa.

En la elección del Papa ha estado Amigo Vallejo, durante muchos años Arzobispo de Sevilla y franciscano. ¿Qué nos puede decir usted de él?

El Cardenal Amigo es para mí un padre, un hermano y un amigo. Me recibió en la Orden, fue mi profesor… lo admiro por su capacidad de entrar en diálogo con todos y de trabajo.

¿Se puede decir que un Papa jesuita es un Papa “moderno”?

Una cosa es ser “moderno” y otra “actual”. San Francisco no es “moderno”, pero es muy actual. Jesús mismo no es “moderno”, pero es muy actual. A mí no me preocupa que el Papa sea “moderno” o no, lo que deseo es que haga actual el mensaje del Evangelio.

Usted es gallego, el Papa argentino, ¿tiene orígenes gallegos que usted sepa?

No sabría. Sólo puedo decir que se siente muy ligado a España y a Galicia y que nos ama.

¿Qué se espera del nuevo Papa?

Que nos haga experimentar el gozo de ser cristianos, que lleve a la Iglesia a partir del Evangelio y a vivirlo con la frescura con que lo vivió Francisco de quien lleva su nombre. Que acerque la Iglesia al pueblo y el pueblo a la Iglesia. Y siempre desde la cercanía y la sencillez.

¿Conoce Sevilla?

Sevilla me encanta. Me encantan sus calles amplias y llenas de vida; me encanta el aroma de azahar que se siente en primavera; me encantan sus monumentos y su arte; me encanta en particular su Catedral, me encanta su Semana Santa; me encanta la gente por su alegría y su sonrisa. Sevilla es una de las ciudades en que me gustaría vivir. Sólo le falta: el sonido de la gaita gallega que se escucha cuando uno visita el Obradoiro de Santiago.

¿Qué mensaje daría los gallegos afincados en Sevilla?

Que se sientan andaluces sin dejar de ser gallegos. Que honren con su vida a Galicia.